viernes, 5 de septiembre de 2014

MALOS CONCEPTOS

Fue ayer cuando las calles húmedas de mi clandestina ciudad me encerraron en una conversación junto con mi amiga. Y es que le hablaba acerca de la confianza en uno misma, de la llamada autoestima.

Ella es de la idea de pasar desapercibida en los lugares, prefiere la discreción, no la contradigo también es mi preferencia, sin embargo el tiempo y las circunstancias que he podido experimentar me han llevado a la conclusión de que no siempre es lo correcto. Agachamos la vista por miedo a alzar la voz, aun así no se trata de alzar la voz se trata de mejorar nuestros argumentos, y me dirán ¿qué tiene que ver esa frase con el tema? Simple, mi mano apunta a el concepto de "ego", aquel tan manoseado y rasguñado por la maldad, a veces entendido como soberbia, sin embargo me he podido enfrentar a dos tipos: el ego simple y fundamentado y al ego sobrevalorado y complejo.

El primero un hombre con una seguridad extraordinaria, envidiable, alguien confiado completamente en sus capacidades, sufría de un miedo constante en sus ojos ante la equivocación, pero no se lo demostraba a su bancada en contra, y es que lo único que les demostraba eran sus conocimientos, conocimientos fríos de cierta manera, sí, pero capaces de dejar a más de alguno con la boca abierta, era un joven con respaldo, que no disparaba balas falsas, llenas de pintura, eran balas simples pero con muerte segura. El otro un hombre, que danzaba en el aire sobre las cabezas de los demás, repleto de palabras bañadas en oro falso, persuasor por naturaleza, un currículum que solo aquel que estuviera dispuesto a gastar su tiempo conseguiría leer la letra chica, un respeto fundado en la neblina que desaparece cuando el sol es capaz de disiparla, ese sol que se llama autoestima.

A que quiero llegar, la superioridad no se gana en base de falaceas, en alzar la voz, como dije anteriormente, se basa en mejorar los argumentos. Y tampoco hablemos de superioridad hablemos de conocimiento, de aprender. Le decia a mi amiga que el ego no es malo, la soberbia no
es dañina, la soberbia es como ese valde que reúne la lluvia pero que tenemos que estar constantemente vigilándolo para que no se rebalse, al contrario es egoísta de parte de nosotros hacernos los desentendidos cuando tenemos algo que decir, algo que el otro puede aprender, estamos ocultando una herramienta que puede llegar a construir las más hermosas pirámides, escondemos palabras que pueden calzar hondo en el otro, que pueden lograr el cambio.

La autoestima no se trata de soberbia ni tampoco de humildad, se trata del equilibrio de ambos, de un enlace perfecto, que nos da seguridad sin creernos mejor que los otros.

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